sábado, 19 de enero de 2013

La suerte, esa puta que se va con quién la busca...



Te fuiste. Me fui. Au revoir.

Y eso no me iba a afectar, o al menos no iba a dejar que lo hiciese sin oponerme. 

De esta manera, también me alié con las frías duchas mañaneras y los calientes baños nocturnos a la luz de las velas; el agua con sales..., y las duchas frías fingían ser los escalofríos que le debía tu aliento a mi espalda.

Sobrevivía, como ves. Con Vetusta hablándome de lo traicionera que puede llegar a ser la marea, y Pereza enseñandome que: 'me quieres, a veces...'

Me sumí desde el día 1 en la dieta egoísta de no pensar en la felicidad que un día llegué a saborear más que al café, ese que ahora solo está al fondo del cajón esperando que algún día y una vez más, exprima de esa cápsula una sonrisa que no podrá no acabar con el labio inferior entre mis dientes..

En fin. También he de confesar que, como en toda buena dieta; los fines de semana eran para pecar. Cierto. Y aquí tenéis a ese que se tiraba en el sofá los Sábados noche, simulando un vuelo en business class con el móvil en modo avión. Ese, que calentaba sus solitarias y finas manos con una enorme taza de café con leche, contrastando el calor artificial de su corazón con la fría brisa invernal que entraba por el balcón entreabierto; haciendo ondular las cortinas casi a propósito para que esa suerte gris de ojos juguetones distrajese a su dueño de pensar en lo mucho que deseaba cambiar su estúpida sonrisa, por una que cause la sensación de felicidad. Nos prometimos tanto. Hasta París...


Dicen que París es la ciudad del amor, y no sé si lo dirán por aquellos susurros de acordeón que enamoran, o quizás por las luces que parpadean incesantemente en lo alto de esa famosa torre.
No sé si hablarán de sus parques, o simplemente tienen en cuenta ese asento tan... Je ne sais pas. Pero lo que sí que tengo más que claro es que cenicientas como ella no van a París buscando perder su tacón en cualquier escalera. 

Lo único que me queda claro,es, que su único vicio era el café solo, pero ella lo prefería conmigo. 







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