•••
En fin; ya no tengo prisa, ni citas a las siete..
No te tengo, pero ya no importa tanto como cuando creí que eras la única que cabía en mi bolsillo. Así que voy a centrarme simplemente en sentir cómo se congelan mis pies y escuchar—intentado no respirar para evitar confundir mi aire con los truenos—cómo los perros de los vecinos le ladran a esa nube con forma de gato: gris, inquieta y tan mojada de miedo que hasta parece que caerá de un momento a otro por su propio peso.
Sin más, sin menos; sin ti.
Y me levanto sobresaltado dándome cuenta de lo que acabo de hacer: te escribí, te confesé que sufría. Te necesité y te lo hice saber.
Soy un necio.
Pero eso no me duele. Ahora solo me sangra el dedo, o el corazón, o todo en uno,.. mientras veo que tu última conexión fue hace catorce crueles minutos que no dejaron respuesta a mi confesión.. Y mejor así; no quiero saber que la solución a mi miedo es, según tú: 'Pues tonto, deja de pensar y enciende la luz.'
No hay comentarios:
Publicar un comentario