viernes, 20 de abril de 2012

Y tras tomar aire (tras tres estrechos meses), quizás pueda seguir contándoles el hecho más asombroso de todos los que me han acontecido sobre las carnes. Ayer caí en la cuenta, se lo digo. No se sabe a ciencia cierta (me encantaría decirle un par de cosas a ese que determina: esta ciencia es cierta, esta no, esta un poco) cuantos fotogramas por segundo procesa nuestro cerebro. Sin embargo es fácil comprobar con la ayuda de un cronómetro que no vemos nítidamente ni siquiera las centésimas de segundo. La pregunta es, si no somos capaces de ver qué sucede entre la centésima cuatro y la cinco, ¿cómo íbamos, insolentes verbeneros, creer una sola sucesión de acontecimientos?
¿Y cuanto es lo suficientemente insignificante?

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